
Chano Domínguez. Piano
Cálida noche en el oasis. Tranquilamente en mi hamaca oigo el viento silbar a través de las palmeras mezclándose con la pequeña corriente de agua que llena el estanque. Fuera del vergel, arena y dunas. En el cielo estrellas infinitas. En la mesita que tengo delante, un Oban ¡sin hielo, claro! ayuda a entonar el cuerpo. Un poco más allá, un pequeño escenario y dos amigos encima. Un piano y una flauta inician una armónica conversación. Amor, épica, tristeza, alegría… ¡PURA VIDA! Las historias que se van explicando no dejan al cerebro y al corazón indiferente. Suaves melodías suceden a potentes ritmos; el cuello se mece al vaivén de «tempos» melosos cuando el ritmo afloja y los pies se aceleran cuando explota la historia de alguno de los contertulios…
Abro los ojos… Estoy en el Sunset Jazz Club. Ha sido magia… o quizás los dos wiskis que llevo en el cuerpo… Ovaciones por doquier. El público entregado solo quiere más y más. Pero al final todo acaba. Los dos amigos, músicos, maestros, han acabado de contarnos cuentos y bajan del escenario. Un sueño de actuación que no deja indiferente a nadie.
Os dejo algunas de las mejores imágenes en el enlace de debajo.
