Ocho y media de la mañana de un viernes de invierno en pleno mes de enero. El frío se ha suavizado estos últimos días y la temperatura apenas baja de los cuatro grados centígrados, anormal para una época del año y una estación que nos debería tener bajo cero. Seguimos sin lluvias… debemos estar castigados por algún motivo grave…
Aprovecho un día de descanso personal, de una dura semana de trabajo en la fábrica, y me echo la cámara al cuello buscando plasmar unas cuantas imágenes invernales.
El municipio de Bescanó, a apenas unos diez minutos en coche de Girona, es mi destino. Siempre he querido explorar la zona de confluencia del río Ter con la ya cerrada, pero otrora importante factoría textil de la Gróber y hasta el Plà de Vilanna. Senderos perdidos entre la maleza, vías verdes para bicicletas y caminantes, huertas deslucidas en este momento del año… y apenas cuatro gatos paseando por la zona. Inicio mi camino junto al restaurante de la Barca de Bescanó e improvisando diferentes trayectos llego hasta el final del Plà de Vilanna. Media vuelta y a casa. Tres horas de paseo fotográfico que dejan unas cuantas imágenes aprovechables y que me dispongo a compartir.