LLUÍS COLOMA TRIO… ¡sin comentarios!

Lluís Coloma Trio – Sunset Jazz Club

Lluís Coloma (piano), Manolo Germán (contrabajo), Marc Ruiz (batería).

Mientras leéis este post os dejo con un poquito de música… para que os situéis.

Sábado noche en el SUNSET JAZZ CLUB. Frío invernal en las calles. Calor sofocante dentro del local. La combinación de una buena calefacción, un par de gin-tónics (con la nueva ginebra “Nut” de la fantástica comarca de l’Empordà; un agradable descubrimiento) y Lluís Coloma Trío animando el ambiente, no podía fallar para caldear un ambiente que, ya antes del inicio, destilaba el “run run” de una de las espectaculares noches del Sunset… y que finalmente se confirmó.

Hablar del mejor concierto del año podría ser exagerado pero decir que asistimos al más vibrante de ellos es quedarse corto. Acabar la actuación con un público entregado, rendido a tan fenomenal trío, de pié, aplaudiendo a rabiar y con ganas de más y más música solo lo consiguen los grandes. Y a nivel de Boogy-woogie, en Europa, Lluís Coloma es uno de los más grandes.

Aunque ya había asistido a varios conciertos del trío, en esta ocasión lo bordaron. Con el tiempo se han ido asentando, relajando, si es que uno se puede relajar con Coloma al piano, hasta adquirir unos niveles de complicidad que en ningún momento dejan al público indiferente. Ellos vibran y el público vibra. Marc Ruiz a la batería, no se amedrenta en ningún momento con el ritmo que Lluís propone desde su piano, lanzándose en ocasiones a una agradable aventura que acaba por arrastrar a sus compañeros. Manolo Germán con su contrabajo marca a sus dos colegas con una alegría y desparpajo que acaban por contagiar, convirtiéndose en ocasiones en auténtica alma del grupo. Por su parte Lluís Coloma ejerce de auténtico “capo”: mano izquierda de hierro que con su ritmo hipnótico, no deja respirar un solo segundo al oyente (y a sus dos compañeros de singladura) y mano derecha de seda para dar lo contrario, un pequeño respiro a todos. Todavía, una semana después, se me mueven los pies al escribir esta pequeña reseña rememorando aquellos momentos.

Fotográficamente hablando, mala luz, imposibilidad de moverse de la silla aunque con una visión perfecta desde la primera fila (gràcies Anna), sin flash… Una empresa difícil pero agradable. ISO de 6400 a 10000, todo el arsenal de objetivos disponibles y ajustar el encuadre. Varias horas de retoque… El resultado lo dejo a continuación. Espero que os guste.